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Comprendiendo los sudores nocturnos

 

Por la Dra. Cindy Long.

Uno de los síntomas más comunes y perturbadores de la menopausia es el temido sudor nocturno. Por definición, los sudores nocturnos son los sudores excesivos que se producen durante la noche. En esencia, un sudor nocturno es un sofoco severo que ocurre mientras usted está dormida. Esto típicamente resulta en que su ropa y la ropa de cama se empapen, lo que la despierta. A menudo esto conduce a alteraciones significativas del sueño e incluso puede contribuir al insomnio que tantas mujeres sufren durante la menopausia. Aproximadamente el 70% de las mujeres que pasan por la menopausia informan que experimentan sudores nocturnos. Al igual que los sofocos, los sudores nocturnos son una respuesta vasomotora desencadenada por las fluctuaciones de las hormonas. El centro termorregulador del cerebro, o hipotálamo, detectan reducciones en el estrógeno circulante y responden dando al cuerpo la señal falsa de que está demasiado caliente. El cuerpo entonces trata de deshacerse de este exceso de calor ficticio dilatando los vasos sanguíneos superficiales de la piel y generando una gran cantidad de sudor. Los sudores nocturnos son más comunes durante la perimenopausia, pero pueden haber muchas otras causas además de las alteraciones de estrógeno. Las causas alternativas pueden incluir ciertas enfermedades crónicas, algunos medicamentos y alteraciones en otras hormonas como la testosterona. Muchas mujeres pueden sorprenderse al saber que los hombres también pueden experimentar sudores nocturnos y sofocos, así que, ¿qué puede hacer para aliviar este frustrante fenómeno? Las soluciones sencillas pueden incluir la reducción de la temperatura ambiente en el dormitorio, el uso de ropa de cama más ligera, y mantener un vaso de agua fría cerca de la cabecera de la cama. Otras soluciones no médicas incluyen el ejercicio regular y la pérdida de peso, que pueden no ser simples pero son estrategias efectivas. En última instancia, los síntomas severos que resultan en un sueño inadecuado, irritabilidad, mal humor, dificultades para concentrarse u olvido pueden justificar la intervención médica. En estos casos, se ha demostrado clínicamente que el reemplazo hormonal o el uso de ciertos antidepresivos ISRS son beneficiosos.

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